La música rock,
debía haber sufrido una grave metamorfosis en algún momento antes de que esta
pudiese llegar a ser interpretada -por ejemplo- en la mismísima presencia del
papa Juan Pablo II. El hecho de que el rock ya no asuste a nadie -como supo
reconocer ese prestigioso e inteligente provocador llamado Alice Cooper - puede
hacernos pensar con razón que este estudio es algo inútil. Sin embargo el hecho
de que espectáculos como el de Nine Inch Nails o Prodigy continúen provocando
reacciones similares evidencia que en realidad algunas lecciones no han quedado
del todo claras.
"A través
del rock and roll, el hombre blanco queda rebajado al nivel inferior del hombre negro. El rock and roll es parte
integrante de un complot para socavar la moral de la juventud de nuestro país. Tiene carácter sexual, inmoral, y es el mejor
camino para fusionar ambas razas". Asa Carter.
La imposición
del cristianismo sobre las
personas no va sólo en contra del derecho humano a practicar o no la religión que cada uno desee, sino que para
colmo también está en contra del importante principio del que en la misma
Biblia -supuesta norma de fe y conducta del cristianismo- se habla como de
'salvación por fe'. Principio que viene a decir que si el hombre viene a ser
salvo por la fe, y la fe es un regalo de Dios, entonces nadie puede salvarse a
sí mismo, y mucho menos obligar a otros a ser salvos. No obstante,
imposibilitados para salvar a nadie, obligaron a guardar ciertas normas de comportamiento, cierta moral aparente. Alcanza
La razón de por
qué se produjo este enfrentamiento, por tanto, no debe buscarse en las
enseñanzas de la Biblia, sino en prejuicios raciales, sociales y políticos. En
los Estados Unidos de América al
cristianismo se le planteó el rock, no tanto como un ataque a su fe sino como
un ataque a su ideal de nación blanca, rica, capitalista y
especialmente separada del pecado. Buena parte del pueblo negro no
estaba muy de acuerdo con la idea de perpetuar esa situación y ellos, que
habían sufrido la esclavitud y el terrorismo de manos del hombre blanco, tenían
muchas razones para no querer estarlo. La violencia con la que actuaban sobre ellos les
servía de muy poco, ya que como contaba un biógrafo de Charlie Parker, uno de
los saxofonistas más virtuosos del jazz denominada como 'la música del diablo',
los "hermanos y hermanas de allí
abajo se colocaban las máscaras cada vez que se aventuraban fuera de su propia
vecindad. Los blancos, a excepción de muy pocos, no tenían la menor idea de lo
que pasaba tras esas máscaras, o en los hogares". "El objetivo de la vida del negro es hacer pasar
gato por liebre al blanco, a la raza de los amos... ", declaraba Royer L. Taylor, profesor de Filosofía de la Universidad de Sussex y autor de "El arte, el enemigo del pueblo". El
hombre negro, que en público era sometido a las más crueles injusticias, en
privado jugaba con la idea del diablo simplemente por llevar la contraria a sus
amos.
Así es como
primero los músicos del blues, y luego los del rock, entendieron y expresaron
su música. No porque realmente tuviesen ellos alguna relación con el diablo,
sino que, seguros de su éxito, usaban el mismo lenguaje de sus detractores para burla de
estos en muchos casos.
El problema al
que se enfrentaba el cristianismo oficial era que su juventud blanca había
quedado fascinada al descubrir el gran atractivo que tenía para ella todo
aquello que había asumido por imposición de sus mayores como mera y aparente
religiosidad; una mera y aparente religiosidad que la juventud negra ya había
desechado. El Presidente del Alabama White Citizen Council declaraba ante las
cámaras, mientras posaba orgulloso junto a uno de esos carteles que anunciaban
'Servimos sólo a clientes blancos', "hemos creado un
comité de veinte miembros para acabar con ese baile salvaje propio de los
negros llamado rock and roll".
Era evidente
que ese enfrentamiento estaba mucho más relacionado con un desmesurado orgullo
racial, social y político que con un fervor por la verdad de la Biblia que
aparentemente defendían y detrás de la cual se escondían para hacer lo que bien
les parecía. Significativo resulta el hecho de que el rock and roll se estuvo
viendo en EEUU durante mucho tiempo como un plan secreto comunista, como bien
demuestra el hecho de que, por ejemplo, el predicador Billiy James Hargis
llamase a The Beatles "comunistas camuflados". Todavía en 1985, un
predicador llamado Jimmy Swaggart, que en esa época aparecía nada más y nada
menos que en 750 estaciones de televisión y sistemas de cable, traducía al castellano un pequeño libro titulado "La música: la nueva pornografía", en el cual escribía:
"El comunismo mundial puede mirar con verdadera
satisfacción la labor que se está realizando actualmente en esta nación que una vez fue grande y cristiana.
Creo firmemente que el movimiento punk rock (además de otros aspectos
de la escena rock) es inspirado por el comunismo, y hasta por Satanás". Ha
habido pocos dedos tan acusadores como el de este famoso predicador, sin
embargo ese dedo tan dispuesto a acusar se volvió contra si mismo cuando fue
público que él mismo solía practicar una pornografía todavía más literal que la
que él había criticado en los músicos de rock. "Tenemos las mismas
tentaciones que los demás hombres, y también algunas tentaciones añadidas",
escribía en otro de sus folletos. La generalizada sospecha de que había en
realidad un propósito oculto y secreto en el rock, sino comunista al menos
satánico, unida a sus escasas pruebas, explica que surgiese la idea de
que los mensajes los estaban grabando en realidad de forma subliminal. Y es que
escuchada a la inversa cualquier música reproduce unos, a veces tenebrosos, y
siempre extraños sonidos que bien pueden darse a cualquier tipo de interpretación; especialmente
si es que se busca oír algo en particular. Hasta tal punto llegó el asunto que
Pink Floyd decidió grabar en Big Blue Sky el siguiente mensaje:
"Felicidades, usted ha descubierto el mensaje secreto. Por favor, envíe su
respuesta al viejo Pink, en la casa de locos". La iglesia en el norte de America, que ya
hacía mucho tiempo había olvidado las palabras de Jesús que decían: "Mi
reino no es de este mundo, mi reino no es de aquí", no estaba dispuesta a
perder su poderío. "Durante la gira
norteamericana de Ozzy Osbourne en 1984 -escribe Mariano Muniesa en 'La
Historia del Heavy Metal'-, el reverendo Richard Czachor consiguió que el
Gobernador del Estado prohibiera la actuación de Ozzy en
Pensylvania, acusándole de realizar apología del satanismo en sus conciertos, mientras durante
el resto de la gira, miembros de una organización neofascista norteamericana,
el Catholic Youth Center, repartía octavillas y hacían exhortaciones a la gente
que iba a entrar al recinto del concierto de que Ozzy era un profanador de iglesias
y un enemigo de América, llegando en algunos casos a encadenarse a las puertas
del lugar del concierto para impedir que la gente entrara".
Esta actitud fanática ha tomado, tintes aún más
trágicos que aunque ciertamente se dieron en circunstancias aisladas no dejan
por eso de ser significativas. Es el caso, por ejemplo, de lo que ocurrió aquel
8 de diciembre de 1980 en el que Mark David Chapman descargó el contenido de su
pistola sobre el cuerpo de John Lennon, creyendo él "estar destinado por
designio divino a derribar al falso mesías". O lo de aquella noche del 1
de abril de 1984, en la que durante una fiesta familiar en la que el reverendo
Marvin después de una violenta discusión acerca de todo aquello que nunca había
soportado y que detestaba de su hijo Marvin Gaye (famoso compositor e
interprete ajeno a la iglesia) acabó con la vida de su hijo ayudándose de un
revolver. La defensa del padre alegó que había sido 'trágicamente provocado' y
finalmente fue puesto en libertad condicional durante cinco años por
la fiscalía con el cargo de 'homicidio casual voluntario'. El gobierno de Ronald Reagan fue especialmente
propicio para la multiplicación de asociaciones en contra del rock, su misma
esposa Nancy Reagan propuso leyes para que los discos ofensivos
estuviesen escondidos en papel de embalar a la hora de ser vendidos. El
Gobierno y la Iglesia, como en otras muchas ocasiones, continúan trabajando
unánimes aun hoy en su lucha en contra de este tipo de manifestación evitando
la distribución de
determinados discos y la celebración de algunos de sus conciertos. En 1994, por
ejemplo, en el estado de Pennsylvania se lograba aprobar
una ley que castigaba al menor con jornadas
de trabajos que iban de las veinticinco a las cien horas sólo por comprar uno
de esos discos señalados, o con un arresto si eras el dependiente que había
vendido el disco en cuestión.
"Todo el
que escuche esta basura está entrando abiertamente en
comunión con espíritus malignos". Jimmy Swaggard.
Una vez
agotados y desfasados los recursos que ofrecían las diferencias
raciales, sociales y políticas todavía pudo sobrevivir la cuestión
del satanismo, cuestión a la que se han podido estar aferrando hasta hoy
gracias al hecho de que este movimiento goza de una tremenda mala fama a casi
todos los niveles de la sociedad.
El hecho de que
el rock haya sido perseguido tanto por el Protestantismo, el Catolicismo, el Islam o los Testigos de Jehová, como por
los que sin tener una religión en particular simplemente amaban las buenas y
tradicionales formas, no hace sino confirmar que la polémica no se debió nunca
a razones teológicas del auténtico cristianismo. El germen, la semilla que
produce este tipo de enfrentamientos entre el mundo religioso y el pagano en
los que la iglesia se ha visto envuelta no debe buscarse en la enseñanza de la doctrina del cristianismo
bíblico, sino en la misma naturaleza intolerante del ser humano que
siempre, considera 'deficiente' aquello que es 'diferente'. Es por eso que actúan
con intolerancia entre sì, no sólo las diferentes ideas religiosas, sino
también los diferentes partidos políticos, los diferentes equipos de futbol... o incluso las diferentes formas
de entender el rock.
En 1986, con
ocasión de los numerosos escándalos al otro lado del charco, en España, se
editaba en España un libro titulado "Música Rock y Satanismo" y
repleto de las supuestas alusiones de los músicos de rock al satanismo que René
Labán, su autor, había encontrado en una también supuesta investigación. Lo mismo
podríamos decir de "El grito del Averno" de Ricardo Sansano o de
"Las Sectas Satánicas" de Pilar Salarrullana , libros en los que
hasta Danza Invisible, Luz Casal y El Ultimo de la Fila, entre
otros muchos, encuentran su lugar en ese plan diabólico.
"Haz lo
que quieras, será la única ley". Alister Crowley.
Para sorpresa
de los mismos cristianos, el hecho de que muchos de los sacerdotes,
predicadores y escritores asociasen las actitudes innatas que ellos consideraban
'moralmente incorrectas' con una intervención directa de la persona de Satanás, provocó en buena parte
de la población blanca, al igual que lo había hecho entre los afroamericanos,
una especial atracción por ese personaje. Consecuentemente el satanismo de este
siglo no trata tanto de inculcar en el individuo una especial adoración al 'Diablo'
como de enseñarle a que éste se la dé a sí mismo, enseñándole al individuo el valor de complacer sin prejuicios y por
encima de todas las demás cosas esos deseos más naturales e innatos del hombre.
"Con una
música como ésta, no se puede hablar de flores del campo. ¡No pega!". Rob
Halford (ex Judas Priest).
Paul Stanley de
Kiss, con cierta escasez de palabras declaraba indignado, al
mismo tiempo que recordaba haber visto su foto en una revista con el titular de 'El Anticristo':
"Si alguien ha sido capaz de pensar durante un minuto que hemos sido
capaces de hacer cualquiera de esas barbaridades que dicen de nosotros por
publicidad, o por hacer a Kiss todavía más famosos, lo único que puedo decirle
es: ¡Vete a la mierda!
Angus Young, el mítico guitarrista de una de las bandas más mal interpretadasen este sentido, AC/DC, declaraba en 1982: "Yo he leído la Biblia, y según quienes la escribieron la palabra del Diablo es 'MAL'. ¿Has leído tú en algún capítulo de la Biblia que la palabra del Diablo sea 'rock'n'roll'?. Que yo recuerde la Biblia no menciona en ninguno de sus libros la palabra 'rock'n'roll'... Pero esos estúpidos sacerdotes sólo se dedican a asustar a la gente. Eso es lo que pretenden. Pero con nosotros no pueden hacer nada, porque no nos interesa ni Dios, ni el Diablo, sólo estamos interesados en el rock'n'roll." Aunque ciertamente no creían ni en Dios ni en el Diablo muchos músicos cogieron, eso sí, una estética lo suficientemente alusoria a lo que esos predicadores y sacerdotes denominaban 'satanismo' como para poder crear una polémica que despertase expectación. Los grupos de rock duro y heavy metal han sido con toda seguridad quienes más han jugado con este tipo de ficción, llegando esos dos conceptos: música y apariencia, a ser entre ellos prácticamente inseparables.
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