La realidad es
que la futbolización de la música popular, es un signo de nuestros tiempos. No
se puede evitar el avance de ciertos pensamientos por más radicales que sean,
por mas fácil que sea evidenciar la idea de libertad y paz, del combate del
cuerpo y la mente y el arte en sí mismo de ciertos músicos como Charly Garcia y
el Flaco Spinetta que no están uno en contra del otro, sino uno al lado del otro
aunque sus efectos fuesen diferentes.
Lo que la gente
perdió de vista es que la música debería unir a las personas y con este
concepto de la futbolización del rock, “salen las rivalidades sin sentido.
Aparecen las canciones contra otra banda, contra las provincias, etc.” Aparecen
los cánticos: “Luca no se murió, que se muera Cerati LPQLP”, “Baila la hinchada
baila, baila de corazón, somos argentinos, somos uruguayos, pero chilenos no”.
La música debería hacer a la unión.
La música es libre, es la expresión de un sentimiento.
En referencia
a la futbolización del Rock, Pipo Lernoud (periodista) opina: en la época de la
Cueva, con Tanguito, Manal, el futbol ni existía, era considerado un fenómeno
de masa para entretener a la “gilada”, en la música, Sumo, Los Violadores, Los
Twis tocaban con la mínima producción posible, el otro extremo eran Patricio
Rey y sus Redonditos de Ricota donde todo era caos y el sonido era malo, la
gente iba a ponerse en éxtasis con la música, no era tan importante ver como
tocaban la guitarra.
Pero la
sociedad Argentina fue cambiando, en los años 90´ Menem, trajo la desocupación
y la marginalidad, y eso se metió en el rock, ahí empezó a surgir la bandera y
el nuevo folklore, entes esta marginalidad no existía, si pensamos que la clase
media era del 70% en esa época y ahora es del 40%, de esta manera, esta clase
se unió al rock que comenzó a ser su porta voz.
El Ruso Vera
(periodista) encara el tema desde la identidad y dice, el tema de la identidad
es complicado porque cada uno va a querer manejarlo como le convenga. También
habla de la relación de cromañón y la futbolización del rock diciendo que
existe una relación directa igual que las muertes en el futbol. Acá la relación
con la futbolización hizo eclosión de la peor manera, acá te pueden llevar a
100 hogares donde te dicen, “loco acá no
se puede vivir” y lo cierto es que se vive y muy bien, es la misma gente
que te dice, “este país esta lleno de
corruptos” y son los primeros en
transar.
Ese tipo de
personas, el burgués asustado, según Bertol Breach, tiene miedo de caerse, de
igualarse, es el primero en no hacerse cargo , y con el rock pasa lo mismo, son
muy pocos los que se hacen cargo.
Ahí que verse
la vida y de ahí ver que es lo que se quiere… en el rock dejamos de pensar, por
eso nos futbolizamos.
Por otro
lado, Ezequiel Adamowich (historiador) se despacha de la siguiente manera: a
los enfrentamientos el futbol los sufrió siempre rivalidad = enemistad.
Para los
detractores, la futbolización comenzó cuando las bandas dejaron de tener algo
para mostrar, entonces empezaron a ofrecer tribuna. La autenticidad anti
comercial de los Redondos, se convirtió, con el fervor del público mas plebeyo
que los respetaba por eso, en su estandarte. Cerati y Soda, eran lo opuesto,
una banda pop, careta, seguida por chetos.
Daniel Melero
identifica un nuevo grupo dentro del rock, el rock barrial creó un talibanismo
rockero que cree tener la verdad y cree que lo diferente es basura, eso es lo
opuesto al rock que siempre lucho por mantener cabezas abiertas.
Si uno se
sentía interpelado por una canción de los 70´ iba a obtener mucho mas que un
estribillo para tararear. El rock Barrial dice lo contrario, “confórmate con lo
que sos porque eso está bien”.
Es dable
destacar que esta intolerancia, no es exclusiva del rock barrial, una de las
primeras dicotomías, se dio entre la música blanda y la música dura, Gieco,
Porcheto, Sui Generis contra Billi Bon, Manal, Pappo respectivamente.
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